Uno de nuestros grandes problemas son los libros.... que no me lea Mamá Bibliofila porque seguramente me dirá que los libros NUNCA son un problema, y tendría razón, corrijo: la forma en que tenemos
Así que hoy les presento a Molly y Lucas nuestros portalibros que hicimos con calcetines y arroz. ¿Te late la idea de hacer unos con tus hijos? Te platico como los hicimos y lo que aprendimos en el proceso.
Necesitas:
- 2 calcetines, nosotros usamos unos que mi marido ya no usaba, solo tienes que revisar que no tenga agujeros por donde el arroz pueda escapar
- Arroz, compré el arroz más barato que encontré
- Laurel u otra hierba aromática que ahuyente bichitos
- 2 ligas chicas
- Ojos móviles
- Pintura acrílica
- Pincel
- Lo que se te ocurra para adornar tus portalibros
Para comenzar Darío me ayudó a vaciar el arroz dentro de los calcetines.
Verter granos es uno de los pasos que María Montessori planteaba como esencial para que después los niños pudieran verter líquidos, es una actividad que ayuda al desarrollo motriz fino.
Entre el arroz fuimos colocando hojitas de lavanda, vivimos en un lugar con clima MUY cálido lo que provoca plagas y los gorgojos están a la orden del día, así que con el laurel pretendemos que no se acerquen a nuestra creación.
Así que fuimos poniendo un capa de arroz, unas hojitas de laurel, otra capa de arroz, más hojitas de laurel y así hasta terminar. En cada calcetín pusimos 1 1/2 kilo de arroz, pero creo que pudimos poner los 2 kilos sin problema. Entre más arroz mas pesados serán y cumplirán mejor su función.
En este punto hablamos sobre los insectos y que les gusta comer arroz y otros granos, pero que no les gustan algunos olores y por eso usamos el laurel. Igual puedes hablar sobre fracciones: "vamos a colocar solo la mitad de esta bolsa de arroz" o " vamos a una tercera parte del arroz vamos a colocar más laurel" Conceptos matemáticos en la vida práctica.
Cuando termines con el arroz has un nudo en el calcetín para que no se salga el arroz. Cuando vi el talón abultado pensé en que podría ser la nariz, así que hice un atado con una liga y pegamos los ojitos con un poco de silicón caliente y entonces llegó el momento de la creatividad y el diseño.
A Darío le encantan los cabellos largos, así que inmediatamente puso cabellos de calcetines a uno de los monos sujetalibros. "Así mamá, vamos a ponerle cabello" dijo inmediatamente "y quiero que tenga una mochila"
"¿¿Mochila??" dije yo, pero él ya tenía todo resuelto en su cabeza, dobló un limpiapipas amarillo y me pidió pegarlo a la espalda y quería formar la mochila con unos listones, pero le propuse rellenar un calcetín pequeño con algodón y la mochila quedó padrísima.
El mayor aprendizaje es sin duda la resolución de problemas, debemos dejarlos decidir y que lleven a cabo lo que piensan y si no es posible ayudarlos a realizar lo que tienen en sus cabecitas.
Ya armados, Darío fue por pintura para terminar, eligió azul y negro y pintó la mochila y las sonrisas.
Al terminar y ver sus creaciones le vi sus ojitos de orgullo por lo que hizo... eso a mi me llena de orgullo. Lo malo fue que no quiso por ningún motivo ponerlos junto a los libros, quiso jugar con ellos, de hecho hasta se los llevó a casa de su abuela para enseñárselos, en verdad le gustaron, dice mi mamá que se parecen a Barbapapá. Así que espero que pronto me permita ordenar los libros y usarlos para lo que los hicimos.
Espero te guste la idea y te sirva.
Te dejo un brazo
Yuria Prospero
No hay comentarios:
Publicar un comentario