Cuando estaba en la secundaria y preparatoria quería tener muchos amigos por correspondencia en todo el mundo, aquel era un mundo diferente: no había internet, ni e-mail.
En las revistas había listas de personas que querían intercambiar cartas (desconozco si aún existen esas listas), así que escribí a miles de ellas, casi nunca contestaban, era triste. Un buen día encontré una dirección en Checoslovaquia (país que ya no existe, te digo que era otro mundo), y le escribí aún sabiendo que no respondería y cual fue mi sorpresa que comencé a recibir miles de cartas de miles de chicos checoslovacos. ¿Como era esto posible?
Por supuesto que lo primero que pregunté es de donde habían obtenido mi dirección y resulta que, mi dirección, había sido publicada en una revista para jóvenes de dicho país. No se si la persona a la que escribí había publicado en la revista para obtener direcciones para su propia revista o simplemente envió las direcciones a una revista porque no podía contestarnos a todos.
Por mi experiencia decidí responder TODA carta que me llegara, muchos siguieron escribiendo, muchos no, pero no fue por que yo no escribí. De ahí tuve mas amigos, me escribía con una abuelita Finlandesa. Era una época padrísima. Intercambiábamos de todo: timbres postales, postales de nuestros países, relatos sobre tradiciones, monedas y billetes, chicles (si, chicles, nos mandábamos tabletas de chicles, jajajaja, que divertido era). Yo enviaba pequeños calendarios hechos con popotillo (puedes ver aquí un cuadro hecho con popotillo), postales de calaveras de dulce, bolsitas de te de jamaica (con las instrucciones para hacer agua de jamaica) Era muy divertido estar buscando todo el tiempo que mandarles a mis amigos.
¿Hay, ahora, juegos para intercambiar postales? ¿Alguien tiene amigos por correspondencia hoy en día? Creo que podrían ser un excelente recurso educativo.
Todos estos recuerdos que hoy te comparto surgen porque en el blog ORCA: observar, recordar, crecer, aprender tienen hoy una entrada sobre un intercambio de timbres postales (sellos) y me han hecho recordar ese maravilloso tiempo en donde me carteaba con personas de: Finlandia, Checoslovaquia, Panamá, Costa Rica, Chile y otras partes del mundo.
Gracias, ORCA, por hacerme recordar, voy a buscar mis colecciones que hice en aquel tiempo.
Les dejo un abrazo nostálgico
Yuria Prospero
Hola Yuria, como bien dices aquellas épocas eran realmente distintas y la sensación de recibir una carta... wow... Desde el momento de escuchar el silbato del cartero, correr hacia el buzón, sacar el sobre y buscar el lugar idóneo para abrirlo... El olor y textura del papel, reconocer la caligrafía de la persona, en verdad que son cosas que se han quedado en mi memoria y gracias tí las vuelvo a recordar.
ResponderEliminarCuando estaba en la secundaria mantuve correspondencia con amigos que conocí durante viajes a otros estados de mi país, es decir, primero nos conocimos en persona y luego surgió la necesidad de mantener la relación mediante cartas. Desafortunadamente desde hace ya muchos años he perdido contacto con ellos, pero aún conservo sus cartas.
Recibir un email es lindo pero creo que una carta "off-line" seguirá teniendo un feeling especial.
Saludos ;)
Si, Alba, el cartero era una persona amada en mi casa también.
EliminarMe encantó lo de la carte "off-line" y coincido contigo, tiene un feeling espacial, hoy en día solo llegan los recibos, jajajajaja
Un abrazo